La seguridad integral de cualquier instalación, y especialmente de las que albergan eventos y espectáculos públicos, está formada por las medidas que engloban los medios humanos (personal de seguridad privada y/o del departamento de Seguridad, auxiliares, sanitarios, Protección Civil, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado [FCSE]…), los medios técnicos (pasivos o físicos y activos o electrónicos) y los medios organizativos (protocolos de actuación, normas operativas internas, leyes y normativa, pruebas, ejercicios, simulacros, entrenamiento, formación, etc.). Y se podría añadir incluso un buen mantenimiento y supervisión de todos los sistemas instalados.
Todo ello debe estar coordinado, relacionado y en perfecta sintonía para conseguir el objetivo principal que nos ocupa: que la instalación en concreto sea segura y un lugar donde, principalmente, las personas, público y aficionados que asistan al evento en cuestión se sientan seguras y no ocurran incidentes.
Es muy importante que todo se coordine, desde la figura del director de Seguridad, y se lleve a cabo con la máxima implicación, interés y profesionalidad del personal que forma parte del departamento de Seguridad y del dispositivo establecido al efecto para el evento. Si se consigue que se instale todo como se planea, que funcione, se supervise, se mantenga, se actúe y reaccione como marcan los protocolos, se coordine y se mantenga el entrenamiento y el nivel de formación (y tensión) deseado en el personal de seguridad privada y resto del dispositivo, es decir, si se consigue que todos estos elementos (humanos, técnicos y organizativos) actúen de manera eficaz y coordinada, será difícil que se vulnere la seguridad de la instalación o que ocurra algún incidente durante el transcurso del evento. Y si este ocurre, que no se controle, combata y/o minimice de manera efectiva.
Planificación
Podemos planificar el dispositivo teniendo en cuenta la selección, formación y entrenamiento del personal, la instalación y el mantenimiento de los medios técnicos y la correcta aplicación y cumplimiento de las leyes y normas particulares de cada evento, ya que es posible que además de la legislación de ámbito nacional, que afecta y es de aplicación en cualquier tipo de evento público, también existan otras leyes de menor rango o particulares de cada tipología de evento.
Centrándonos en uno concreto, entramos en el análisis de la seguridad en el deporte, y más concretamente en el deporte rey: el fútbol.
Para planificar un dispositivo de seguridad en este tipo de espectáculos hay que tener muy en cuenta todos los elementos anteriores.
La seguridad en eventos y espectáculos públicos debe ser integral, es decir, debe abarcar todos los elementos fundamentales: humanos, técnicos y organizativos
Hay que seleccionar al personal idóneo, llevar a cabo tareas de formación y de entrenamiento (simulacros) continuas, instalar los medios técnicos necesarios y cumplir y aplicar las normas.
En la selección del personal es muy importante que un tanto por ciento elevado de las personas que forman el dispositivo sea habitual, es decir, que hayan participado más veces, ya que en el fútbol hay una normativa muy rígida y particular que hay que conocer bien. Si para cada partido acudiese personal nuevo o distinto, dificultaría mucho la labor de coordinación de los mandos intermedios o del director de Seguridad en este caso.
En relación a este primer elemento –el humano–, primordial y sin el cual sería imposible conseguir el objetivo de seguridad integral eficaz y efectiva, hay que señalar que la implicación del mismo, la profesionalidad, la formación y el entrenamiento son cuestiones de gran importancia. Todo ello es tarea principal del director de Seguridad.
Este debe planificar jornadas de formación, al menos con mandos intermedios o jefes de equipo, ya que en ocasiones al ser personal externo (no del club) contratado a empresas de seguridad privada es complicado que asistan todos. También hay que convocar reuniones previas siempre antes del evento para repasar todas las instrucciones y/o cometidos de cada uno debido a que cada partido es diferente; y por último se debe supervisar a posteriori todo sobre el terreno. Es decir, la tarea del director de Seguridad no acaba cuando planifica todo, lo organiza y lo transmite, sino que después, el día del evento, debe supervisar todo el dispositivo constantemente e ir corrigiendo los detalles o fallos que vaya observando y que a buen seguro habrá.
Aspecto esencial en este punto es la coordinación y la reacción en tiempo. Esta se consigue con una buena comunicación, con unas buenas transmisiones, que deben estar siempre operativas y comprobadas previamente. Si hay algún problema o incidente en algún punto de la instalación hay que dar las órdenes correspondientes al personal más cercano al lugar y conseguir así que se reaccione de manera rápida y eficaz. Importante aquí son las órdenes cortas, claras y concisas para evitar malas interpretaciones o falta de decisión. El director de Seguridad en este caso o cualquier mando o jefe de equipo debe tomar decisiones rápidas, acertadas y transmitirlas a la persona idónea de manera clara.
Además hay que realizar un ejercicio o simulacro anual (obligatorio por ley) –aunque se recomienda hacer uno semestral– en el cual se pueda poner en práctica y entrenar todo lo aprendido y, sobre todo, sacar lecciones aprendidas para mejorar siempre, ya que la perfección no existe y, como sabemos, en el mundo de la seguridad, la seguridad total tampoco. No obstante, observando los errores, incidiendo, aprendiendo de ellos y extrayendo conclusiones de los ejercicios o simulacros se puede conseguir mejorar seguro.
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