El número de empresas de seguridad con actividad de central receptora de alarmas (CRA) se ha ido reduciendo considerablemente en esta última década. Hemos pasado de ser cerca de 200 las inscritas a 128, según el último dato del anuario 2023 del Ministerio del Interior.
La reducción se debe a varios factores, principalmente el coste que supone mantener una estructura de personal las 24 horas los 365 días, así como la dificultad que hay en el sector para poder mantener o crecer en número de clientes conectados que te permita estar en un umbral de rentabilidad óptimo.
Las empresas que únicamente prestan servicio de CRA y no se dedican además a otras actividades, como la más común de instaladora/mantenedora, concentran su negocio en la facturación de cuotas recurrentes por el servicio de la gestión de señales de alarma; esto les hace tener una dependencia muy grande de terceros y precisan de acuerdos con empresas instaladoras del sector que les permita crecer.
Personal de la CRA
Esta reducción de empresas ha afectado mayormente a las CRA de ámbito provincial de tamaño medio, mientras que las grandes empresas nacionales han ido ganando cuota de mercado compitiendo entre ellas para dominar el sector residencial y de pymes.
La problemática que comparten las empresas con CRA medianas no ha variado en los últimos años; siguen arrastrando la dificultad de obtener personal cualificado que pueda llegar al nivel de exigencia que requiere el puesto de operador/a.
Recuerdo que cuando empecé en este sector, y los saltos de alarma se recibían en la CRA a través de receptoras telefónicas o vía radio y se imprimían en papel los eventos, la gestión de los saltos de alarma no suponía gran dificultad; pero hoy en día la tecnología, tanto en el software de gestión de señales de alarma empleado por las empresas como de los sistemas de seguridad electrónicos que se comercializan ha afectado de lleno a las CRA, obligando a invertir constantemente en formación y en personal altamente cualificado.
Grandes empresas
De hecho, las grandes empresas nacionales comercializan su propia marca o un solo modelo de alarma que utilizan para cubrir las necesidades de sus clientes. Esto les permite tener conectado a su CRA una gran cantidad de paneles de alarma, pero con una gestión de señales menos diversa y una formación de su personal menos exigente, al no tener que gestionar multitud de sistemas diferentes. Sin embargo, las CRA medianas deben tener integrados una enorme diversidad de modelos y marcas de alarma para poder satisfacer las necesidades de las empresas instaladoras del sector que conectan con ellas, y esto requiere un mayor tiempo de formación para poder gestionar adecuadamente la cartera de clientes.
El nicho de mercado de la mayoría de las empresas instaladoras que no quieren competir en la batalla por la venta del kit de alarma se desmarca ofreciendo sistemas más sofisticados y realizando diseños a medida de sistemas de seguridad más complejos, empleando materiales y tecnología adaptadas a clientes más exigentes o de mayor envergadura en cuanto al tamaño de la instalación a proteger; suelen ser clientes del sector industrial o el residencial de alto nivel.
Es por este motivo que las CRA hoy en día tienen que estar preparadas para poder gestionar sistemas más sofisticados, así como dedicar más recursos, debido al tráfico de señales de alarma, que va en aumento por la gran cantidad de información que transmiten.
La tendencia desde hace varios años, que ha ido en aumento considerablemente, ha sido el a poder verificar los saltos de alarma través de sistemas que envían imágenes o clips de video, lo que permite aplicar el método de videoverificación, el cual resulta muy efectivo para diferenciar una alarma real de un falso positivo. En concreto, el empleo de la analítica de video o la inteligencia artificial ya es una realidad con la que tienen que convivir las CRA, sistemas más sofisticados que emplean cada vez más las empresas instaladoras y que resultan altamente efectivos.
Por otro lado, las CRA se han ido reinventando en los últimos años y han ido ampliando servicios que les permitan diversificar su negocio. Además de la gestión de los sistemas de intrusión, algunas ya prestan, por ejemplo, servicio de conexión para sistemas de protección contra incendios, realizan «video rondas» con vigilantes o controlan alarmas técnicas, lo que les permite diversificar y ofrecer más servicios y especializarse logrando grandes resultados.
Futuro de las CRA
El futuro de las CRA es complejo en cuanto al esfuerzo que requiere mantenerse en el mercado, ya que supone además una inversión constante en tecnología, recursos informáticos y tener una estrategia comercial bien definida.
El mayor valor que puede aportar una CRA en este sector es tener personal altamente cualificado, cuyo objetivo sea llegar a un nivel de excelencia acorde con las gestiones de las señales de alarma, así como ofrecer como valor añadido un soporte técnico remoto, rápido y eficiente. En España contamos con CRA de gran nivel que generan una gran confianza en el sector, lo cual beneficia principalmente a los usuarios que deciden contratar sus servicios.
Pero además de la diversificación de servicios que mejoren los ingresos necesarios para compensar las constantes inversiones en tecnología y en formación, necesitamos también un contexto legal actualizado que nos aporte mayor seguridad jurídica.
El actual marco legal que regula nuestra actividad en materia de seguridad privada es irregular y anacrónico, caldo de cultivo de conflictos y reclamaciones. Necesitamos que se actualice para ser más eficientes, sobre todo en la mejora del filtraje de falsas alarmas. Pero también con las alarmas de incendios carecemos de un contexto legal que defina cuál debe ser el protocolo de tramitación de dichas señales, con lo que la inseguridad jurídica en este caso es absoluta.
Objetivo de AESCRA
Desde la asociación AESCRA, la Asociación Española de Centrales Receptoras de Alarma, estamos trabajando duro por intentar resolver ambas situaciones.
Respecto a la primera, y en colaboración de otras asociaciones sectoriales con las que colaboramos, hemos solicitado ya una reunión con altos cargos del Ministerio de Interior para presentarles una propuesta de actualización que hemos elaborado de la orden ministerial INT-316-2011 sobre el funcionamiento de los sistemas de alarma en el ámbito de la seguridad privada. Será un parche mientras llega el nuevo Reglamento de Seguridad Privada al que esperamos desde hace una década, pero más vale un parche que nada.
Y respecto a la segunda, de la mano también de otras asociaciones del sector de protección contra incendios, hemos elaborado una propuesta de protocolo de actuación para las alarmas de incendio que confiamos presentar en breve al Ministerio de Industria.
En definitiva, desde AESCRA tratamos de que las CRA asociadas tengan un apoyo constante que les ayude a desarrollar su labor, tanto en el ámbito de asesoramiento legal como en cualquier otro aspecto, pero también en asuntos de mayor calado, como el de intentar mejorar la regulación de nuestro contexto legal para desarrollar nuestra actividad con mayor eficiencia y seguridad jurídica.