Conoce la huella de ‘Seguritecnia’ durante estos 40+2 años

Hablar de Seguritecnia es hacerlo de la cabecera de referencia del sector de la seguridad en España. Más de cuatro décadas después de su puesta en marcha, la publicación del Grupo Borrmart es un ejemplo de profesionalidad, resiliencia y adaptación a los nuevos tiempos.

Buena muestra de ello es la conversión experimentada desde el inicio de la pandemia. Lejos de cruzarse de brazos, la publicación aprovechó los meses más duros de la crisis sanitaria para acelerar su proceso de transformación digital. Una labor que no ha pasado desapercibida para su comunidad. Así, entre otros datos de interés, hoy más de 200.000 profesionales y usuarios de la seguridad leen o descargan cada número de la revista en formato online. Y el año pasado contribuyó a que los encuentros sectoriales organizados por Borrmart Eventos congregaran a más de 40.000 asistentes. Cifras que, a la vista está, refuerzan su posición de liderazgo.

Orígenes de Borrmart

Una condición que empezó a labrarse, en marzo de 1980, con el lanzamiento de su primer número. Sin embargo, para conocer los orígenes de Seguritecnia es preciso remontarse a los años 50 del siglo XX. En aquella década, don Ramón Borredá, teniente coronel del Ejército de Tierra, comenzó a sentar las bases de lo que, con el transcurrir de los años, acabaría convirtiéndose en el Grupo Borrmart. Un embrión que dio sus primeros pasos a través de una agencia de publicidad y la adquisición de la revista El Automovilismo en España –publicación fundada en 1942 y que permaneció como cabecera de Borrmart hasta 2008–.
Destacado publicista, profesional vinculado a los medios de comunicación –de manera especial, a periódicos, revistas y espacios radiofónicos–, carismático y con don de gentes, el patrón también fue un hombre visionario y comprometido. Visionario porque supo ver el potencial de la seguridad privada y su contribución tanto a la protección de personas y activos como a la generación de riqueza y empleo. En cuanto a su compromiso con el sector, el mismo fue reconocido en vida de Ramón Borredá y tras su fallecimiento a través de numerosos homenajes. Sin lugar a dudas, jugó un papel esencial para que la industria de la seguridad privada creciera, se profesionalizara, adquiriese notoriedad, fuese mejor considerada por la sociedad española y, no menos importante, se ganase el respeto de la seguridad pública.

Nace ‘Seguritecnia’

Toda aquella labor se canalizó a través de Seguritecnia, cuya puesta de largo coincidió con la celebración de la primera edición del Salón Internacional de la Seguridad (SICUR) en el Palacio de Ferias y Exposiciones de Madrid. Hablamos de 1980, uno de los años más activos y sangrientos de ETA. Guardias civiles, policías nacionales, miembros del Ejército, empresarios, trabajadores…, e incluso un niño de 13 años –el primero en la despreciable lista negra de la banda terrorista–, fueron asesinados por la organización.
Nuestra publicación, pues, nació en un contexto de amenaza a la democracia. Un panorama en el que, con el fin de garantizar la normal convivencia de los ciudadanos y el orden constitucional, la seguridad pública y los profesionales del sector privado debían desempeñar un rol primordial.

Y a tan noble empresa nos dedicamos desde el principio. En SICUR organizamos nuestra primera mesa redonda para analizar la actualidad de las diferentes especialidades del mundo de la seguridad y su aportación a la protección de la sociedad. Además, entre otras iniciativas, ese año impulsamos un encuentro con empresas pertenecientes a la Agrupación Española de Sociedades de Ingeniería y Fabricación de Sistemas y Equipos contra Incendios (AESPI). Y fomentamos un coloquio con representantes de las primeras Jornadas Técnicas sobre Seguridad e Higiene en el Trabajo de la Construcción, mostrando así nuestra preocupación por la prevención de riesgos laborales –que daría lugar, en 1988, a la creación de la revista Formación de Seguridad, posteriormente rebautizada como Formación de Seguridad Laboral–.