El uso de las aeronaves no tripuladas no es algo novedoso. Desde mitad del siglo pasado se han venido usando para tareas militares de vigilancia, seguridad y defensa. En la actualidad, este tipo de dispositivos se ha convertido en un fenómeno de uso generalizado, confundiéndose a menudo las diferentes tipologías y términos empleados para su denominación. Estos ingenios se conocían por las siglas VANT, que responden a Vehículos Aéreos No Tripulados, aunque actualmente se conocen como drones o RPA, acrónimo de su término inglés, Remotely Piloted Aircraft.
En los últimos años, a raíz de los grandes avances tecnológicos, se han dado grandes pasos en este campo. Actualmente hay una gran variedad de tamaños y nuevos propósitos de uso, entre los que destacan estudios científicos, protección de infraestructuras estratégicas y críticas, aeromodelismo y uso industrial, entre otros.
Sin embargo, el progreso en su tecnología y la liberación de este tipo de vehículos al mercado han traído nuevas problemáticas. Normalmente, para mejorar sus prestaciones, estos aparatos han sido dotados con sensores de tipo cámaras fotográficas, de detección térmica, de visión nocturna, infrarrojos, micrófonos, etc. Asimismo, según su tamaño, pueden ir equipados con otros elementos como armas, misiles, explosivos u otros dispositivos que pueden poner en peligro la seguridad de los ciudadanos y la protección de las infraestructuras de cualquier gobierno.
Con estos avances, es manifiesto que el uso de drones para desarrollar acciones de carácter ilícito ha comenzado, y ya se han dado casos que alertan de posibles acciones terroristas haciendo uso de ellos. Así lo hemos podido observar en los ataques perpetrados contra refinerías saudís el pasado mes de septiembre. Aunque también destaca el caso significativo de Francia, en el que varios de estos vehículos sobrevolaron las proximidades de algunas centrales nucleares, generando una situación de riesgo potencial nunca antes analizada.
Doble perspectiva
A la hora de abordar el uso de drones en nuestra sociedad debemos realizar una consideración desde una doble perspectiva: tanto desde un punto de vista propicio para el desarrollo de las actividades propias de cada sector, como desde su uso como una potencial amenaza. Esta última, con el objetivo de interrumpir el normal funcionamiento de las actividades fundamentales y de ocasionar perjuicios, descrédito, daños en la salud de las personas o incluso bajas humanas en el peor de los casos.
En relación al primer punto, debería analizarse la siguiente cuestión: ¿qué han aportado los drones en materia de seguridad? Es innegable que su uso civil ha supuesto un impulso al desarrollo tecnológico, así como al progreso económico e industrial, ya que las posibilidades y campos de actuación de los drones son innumerables. Además, han supuesto un avance exponencial en materia de seguridad, ya que el uso de estas aeronaves por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en sus actividades ha posibilitado el desarrollo de muchas de estas funciones de una forma más segura, eficaz y eficiente.
Para la protección de las infraestructuras estratégicas o críticas, el uso de los drones ha aportado un gran cambio en la realización de las labores de inspección y seguridad
En este mismo sentido, para la protección de las infraestructuras estratégicas o críticas, el uso de los drones ha aportado un gran cambio en la realización de las labores de inspección y seguridad, consiguiendo poder llevar a efecto estas misiones de una manera más segura y eficaz. Además, también se evitan riesgos y operaciones que suponían un coste económico muy elevado.
En la actualidad los drones ya se han utilizado, asimismo, para labores de búsqueda de personas, control de incendios e inspección de infraestructuras, como por ejemplo del estado de instalaciones hidráulicas o de otras de gran tamaño.
Por parte de los operadores de infraestructuras energéticas, también se está haciendo uso de drones para realizar inspecciones en sus instalaciones. De esta forma consiguen optimizar sus recursos y evitar poner en riesgo la integridad de sus trabajadores o la interrupción de sus operaciones, con la consiguiente pérdida de negocio implícita a la parada de sus sistemas. También podría ser un ejemplo ilustrativo la revisión de las torres de alta tensión como tarea rutinaria de uso de estas máquinas.
Por otro lado, y desde la perspectiva contraria a la expuesta, en relación a la consideración de los drones como una amenaza, debemos distinguir el gran potencial que tienen estos dispositivos. Al posicionarse como tecnología emergente, resulta muy controvertida al mismo tiempo, puesto que los riesgos relacionados crecen a medida que lo hace este mercado. Por tanto, es necesario comprender los peligros subyacentes a estos avances para garantizar el uso de esta tecnología de forma segura y responsable.
Los drones, como cualquier dispositivo que ha supuesto un avance tecnológico, nacen con el objetivo de conseguir una sociedad más desarrollada, segura y eficaz. Pero como en todo avance tecnológico, un uso mal intencionado o fuera de los límites de la legalidad conlleva graves problemas de seguridad ciudadana dados los nuevos escenarios, como el espacio aéreo, un lugar donde no existen fronteras, que es abierto y que no tiene barreras arquitectónicas o mecanismos de control, por lo que resulta especialmente vulnerable.
Cualquier situación o actividad cotidiana es susceptible de sufrir, en cualquier momento, un ataque con estos vehículos, siendo muy difícil conocer el propósito de un operador de un dron hasta que ejecuta su acción. Debido a esa dificultad para determinar su finalidad –ilícita o lícita–, es necesario considerar, en todos los casos en los que no esté autorizado o previamente se identifique el uso del dron, esta nueva situación como una potencial amenaza real.
Grupo de trabajo
Es importante destacar que toda esta problemática podría resolverse con la unión de métodos de detección y respuesta una vez detectadas las amenazas. Con el objetivo de dar solución a esto, el Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad creó, en 2015, un grupo de trabajo formado por representantes de los diferentes ámbitos del Ministerio del Interior con la finalidad de identificar, estudiar y analizar el problema del uso indiscriminado y malintencionado de estos drones para, a su vez, identificar una solución que permitiera a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad hacer frente a su uso fuera de la ley.
En este grupo de trabajo de expertos toma parte el Centro Nacional de Protección de Infraestructuras y Ciberseguridad (CNPIC), que se constituye como interlocutor entre los gestores de las infraestructuras, el mundo académico y las empresas del sector de la Seguridad. De esta manera se crea un nexo de unión entre las necesidades de los operadores y los avances tecnológicos, fomentando así la colaboración público-privada en torno a los drones.
Actualmente, el CNPIC ha participado en diversos proyectos europeos desde la doble perspectiva mencionada anteriormente, entre los que destacan:
- Surveiron: instrumento pyme H2020. Actualmente se encuentra en la fase III, (comercialización). Este proyecto tiene como objetivo general la protección de infraestructuras críticas y otros puntos urbanos. Para llevar a efecto esto se han desarrollado sistemas inteligentes para la seguridad que permiten la toma decisiones seguras en tiempo real. El desarrollo del proyecto incluye un gestor de flota de drones, los cuales son operados desde un centro de control.
- Dronecaptor: fondos Feder-Interconecta. El objetivo general de este proyecto es el desarrollo de un prototipo para el uso experimental de un sistema avanzado de información para la detección y neutralización con drones de amenazas de cualquier tipo: tanto intencionadas con un fin destructivo como no intencionadas, pero con posibles consecuencias destructivas. El sistema resultante puede ser operado desde un centro de control que permite monitorizar la protección de una infraestructura u objetivo (móvil) y ejercer el control sobre los sistemas de neutralización en caso de ser necesario.
- Drones4CIP: fondos Feder-Interconecta. Actualmente se encuentra en desarrollo. Este proyecto versa sobre la problemática de la protección de infraestructuras lineales o que ocupan grandes superficies. En base al concepto de sistema desatendido, se ha desarrollado un prototipo funcional de estación de recarga y estacionamiento de flotas de drones, energéticamente autónomas, y con una inteligencia de flotas colaborativas en red.
En definitiva, solo cabe una cosa: esperar que estos grandes proyectos desarrollados en este ámbito permitan que la sociedad esté mejor preparada para hacer frente a estas nuevas oportunidades, las cuales a su vez se tornan en nuevas amenazas.