Estamos inmersos en una campaña de sensibilización sobre la importancia vital y estratégica del mantenimiento de los sistemas de protección contra incendios (PCI) de los edificios. Cualquier tipo de edificación: fábrica, hospital, hotel, almacén, comercio, vivienda, oficina, etcétera, estará protegido frente al fuego si combina los sistemas de protección activa (detectores, rociadores, extintores, bies…) con los de protección pasiva (compartimentación y sectorización, protección estructural, reacción al fuego de los materiales) y además los mantiene adecuadamente.
Para que la protección dure en el tiempo, estos sistemas deben estar sometidos a mantenimiento periódicamente según la normativa y sustituirlos en caso de deterioro (golpes, desprendimiento, modificaciones) o al finalizar su vida útil.
Los equipos y sistemas de protección activa se rigen por el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI), que exige el mantenimiento trimestral, semestral, anual…, así como unos requisitos para las empresas que realizan la instalación y el mantenimiento, garantizando de esta forma la profesionalidad y la especialización. Sin embargo, no hay una normativa que regule la protección pasiva, lo cual no quiere decir que estos sistemas se instalen y no necesiten nada más. Las instalaciones de protección pasiva necesitan igualmente de mantenimiento y sustitución en caso de deterioro.
Es imprescindible conseguir implementar como algo cotidiano el mantenimiento de los sistemas de protección pasiva en los edificios
Esta situación de falta de un marco legal, que no contribuye a la seguridad ni a la profesionalidad, ha llevado al Comité de Instaladores de Protección Pasiva de Tecnifuego a desarrollar una guía básica técnica donde se recogen los principios para un correcto mantenimiento. Además, queremos incidir en otro aspecto de vital importancia: la necesidad de homologación y formación adecuada del personal técnico de la empresa mantenedora de protección contra incendios (PCI) para todas las instalaciones de protección pasiva: conductos, puertas cortafuego, sellados, pinturas y revestimientos ignífugos, etc. La idea es que cuando el instalador de pasiva entrega al cliente el certificado de la instalación ejecutada, se añada un certificado de revisión y mantenimiento en PCI de cada elemento, que garantice la eficacia y el tiempo de vida útil del sistema instalado, y sirva de compromiso y garantía al cliente.
Guía de mantenimiento
El documento, o Guía de mantenimiento de las instalaciones de sistemas de protección pasiva, está destinado a todos los profesionales de la PCI que lo necesiten, y es de acceso gratuito a través de la web de Tecnifuego previo registro. La guía pretende además concienciar sobre el papel fundamental que juega el mantenimiento también en los sistemas de protección pasiva. Así se hará llegar a todos los que participan en la cadena constructiva, desde la administración (ministerios, comunidades autónomas, ayuntamientos, diputaciones, etc.) a los usuarios, pasando por el jefe de obra, el arquitecto y demás personal competente. Con esta iniciativa se trata de garantizar la seguridad contra incendios integral.
Con esta iniciativa estamos cumpliendo los objetivos marcados por Tecnifuego en la profesionalidad del instalador/mantenedor de protección pasiva en los siguientes aspectos:
- Necesidad de regulación de la figura del instalador de sistemas de protección pasiva.
- Desarrollo de un reglamento de instalaciones de protección pasiva a imagen del RIPCI, para acabar con el intrusismo.
- Control de la calidad de las soluciones de protección pasiva, y en este sentido solicitar a las administraciones el control por tercera parte, a través de un organismo de control (OCA) de la correcta instalación y montaje de la protección pasiva, tanto en la entrega como en las revisiones posteriores.
- Impulsar la formación profesional del sector, trabajando con el INCUAL (Instituto Nacional de las Cualificaciones) para que se cree la figura del instalador y mantenedor de sistemas de protección pasiva.
Gran oportunidad
Estamos ante una gran oportunidad para reforzar la protección pasiva. La obligatoriedad de implementar la eficiencia energética en los edificios va a reactivar la rehabilitación y reforma, por lo que es un buen momento para intervenir y reforzar los elementos de la protección pasiva, como son las vías de evacuación, compartimentación, sellados, la fachada, etcétera.
Estaremos más tranquilos cuando consigamos nuestra meta: minimizar el riesgo, mediante la reducción y control de la velocidad de propagación del fuego, facilitando la evacuación de personas del edificio y minimizando el daño de los bienes. Pero para ello es imprescindible conseguir implementar como algo cotidiano el mantenimiento de los sistemas de protección pasiva en los edificios, ya que sin ese mantenimiento no puede haber seguridad.