Los detectives nos manejamos entre dilemas, y si no, los inventamos. Un dilema clásico es la ubicación ministerial de nuestra profesión. Este dilema es tan clásico que ya desprende un rancio aroma a Varon Dandy. Unos gritan con fatigado silbo gomero que deberíamos depender del Ministerio de Justicia, como si eso fuera lo que nos liberara de todo mal. Otros dicen otras cosas y otros callan. Esta es una profesión de cansados y callados.
Voy a proponer en estas líneas un argumento que objetivamente prueba y fundamenta la razón por la que debemos seguir formando parte del colectivo de seguridad privada, Ministerio del Interior. Que nadie se espere que esto va en serio, o por lo menos muy en serio, o por lo menos que nadie crea que pensar es de gente seria e inamovible que, con su aroma a Varon Dandy, regresa a casa oliendo a partida de dominó en el casino de Tomelloso creyendo que por ello eres serio.
El primer ‘hipster’
Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico era un rey en cierto modo cachondo. En los albores de su jubilación metabólica, también llamada gota, decidió buscar un sitio recogido para disfrutar del ocaso de la vida y beber cerveza. No es mal plan, pero ¿eligió Marbella o Benidorm? ¿Eligió Gante, su ciudad natal? No. Eligió Cuacos de Yuste, que así dicho con la glotis apretada parece un gag de José Mota. Esa bonita zona cacereña, con cerveza, suena más llevadera. Y trajo los mejores Brauermeister (maestros cerveceros) para hacerse su propia cerveza. En definitiva, fue tanta la pasión que el emperador Carlos V sentía por la cerveza, que mandó instalar una factoría para fabricarla en su retiro de Yuste. La fábrica quedó a cargo de Enrique Van der Hesen, maestro cervecero de Flandes.
Era tan buena la cerveza que este maestro preparaba, que el rey le pagaba en vida 250 florines anuales. Además, Carlos V especificó en su testamento que se le dieran 140 florines de pensión de por vida y 50.000 maravedís por los costes. Mucho dinero para la época, sin duda. Entonces, recapitulemos: con esa barba y haciendo su propia cerveza artesanal… Sin lugar a dudas, ¡estamos hablando del primer hipster de la historia!
No obstante, ¿estas cosas suceden también en la actualidad? Imaginaros: el rey Juan Carlos I de España, cuando abdica, se retira a Sotogrande, donde se convierte en un trendy wine harvester, elaborando su propio vino ecológico con una etiqueta muy cool con un nombre comercial tipo “Froilán” para los vinos cosecheros, esos vinos jóvenes, frescos y gamberros. Mientras que «Corinna», como vino sofisticado, sería el caro, el que contiene sulfitos, el que se decanta como si se manejara nitroglicerina. Y, por otro lado, ese vinito blanco, medio dulce, fresco y con un poquito sparkling a su manera, con retronasal de piña y etiqueta currada con el nombre de «Victoria Federica», sería ese diseño exclusivo de producto «neo retro posvintage» elegante y sobreactuado para masas. Pues, la verdad, no lo veo.
El día de la seguridad privada se celebra el 21 de mayo porque es la fecha de la pragmática ordenada por el monarca ‘hipster’
Siguiendo con Carlos V el hipster, nos situamos en el año 1.500, cuando nace el emperador. (A título introductorio, si os fijáis, la palabra picaresca tiene todas las letras de España menos la «ñ».) En esos años, se manifestó un auge histórico en la explotación maderera de los bosques y, por consiguiente, trajo el pillaje clandestino de que «lo que hay en España es de los españoles». Pero, era tal el fraude, que el monarca hipster tuvo la necesidad de crear mediante una pragmática un cuerpo de vigilantes del bosque que lo custodiaran: «[…] y que diputen las personas que fueren menester, para que tengan cargo de guardar los dichos montes, pinares y árboles a costa de los propios de las dichas ciudades, villas y lugares, si los tuvieren; y no los teniendo, por la presente damos licencia y facultad a los Concejos, Justicias y Regidores de las dichas ciudades, villas y lugares, para que los maravedís que fueren menester, solamente para pagar los salarios que las dichas guardas hubieren de haber, los echen por sisa o por repartimiento, como mejor vieren, con tanto que se gasten en ella, y no en otra cosa alguna…».
El monarca hipster tenía 18 años cuando ordenó redactar dicha pragmática titulada Formación de nuevos plantíos de montes y arboledas, y de ordenanzas para conservar los viejos y los nuevos.
Serie de conexiones
Antes de buscar el vínculo formal con la profesión de detective privado en este temerario reto por parte de un servidor, no tengo más remedio que hacer una serie de conexiones puramente románticas.
Un hombre vital y enérgico, pero de temperamento depresivo, amante de la buena mesa, figura inmensa, intuitiva y con una vasta cultura, y de bien, ¿de quién hablamos? ¿de Carlos V o de Pepe Carvahlo?
Carlos el hipster tuvo cinco hijos con Isabel de Portugal y otros cinco en relaciones extramatrimoniales. Es como Mike Hammer, si este hubiera tenido alergia al látex. En concreto, cuando tenía 46 años, Carlos El César conoció entre alcobas a Bárbara Blomberg, que tenía 19 años, y fruto de esta relación, al cabo de un año nació Juan de Austria, que curiosamente se parece al citado Mike Hammer.
Ciertos ardores y rozamientos conductuales se presumen entre ambos cuando Carlos V acaba cansado, y con sus cervezas, en Cuacos de Yuste, y Bárbara de Blomberg, fruto de su frenesí libertino, por decisión de su hijo, acaba internada en el Monasterio de Santa María la Real, en Valladolid. Si las paredes de aquellas alcobas hablaran… Un detective no hubiera perfilado una historia más cinematográfica.
La política imperial no fue bien aceptada en Castilla y, junto a la abundante cantidad de personalidades flamencas en cargos públicos y los excesivos gastos en las campañas exteriores, motivaron el levantamiento comunero de Castilla. ¿Esto es un pasaje de la historia de España en el reinado de Carlos V o un arrebato crítico de asociados inconformistas de la APDPE? Difícil distinguirlo.
Seguridad privada
Frivolidades aparte, actualmente el día de la Seguridad Privada se celebra el 21 de mayo, precisamente porque esa es la fecha de la pragmática citada líneas arriba. Hay opiniones que no comparten del todo este dato1.
La referencia destacada, trabajo de Manuel Montes, es francamente interesante, pero el fundamento por el cual el autor considera dudoso el origen de la seguridad privada en esta pragmática se basa en que el servicio se pagaba con dinero público, lo cual era incompatible con ser un servicio privado. De lo cual discrepo; un ayuntamiento, por ejemplo, si tiene un funcionario absentista y simulador de una lesión, deberá contratar a un detective para probar esos hechos, y el trabajo será abonado con dinero público. Otro ejemplo podría ser la seguridad privada contratada por un ayuntamiento en fiestas populares para cubrir momentos en los que la seguridad pública necesita un refuerzo.
En ese sentido, el Ayuntamiento de Barcelona, por ejemplo, debería contratar a detectives para investigar el fraude de los apartamentos turísticos, y no crear un grupo de inspectores funcionarios no habilitados para efectuar investigaciones con un informe probatorio a efectos judiciales. En este caso, que es real, la paradoja no deja de ser irónicamente sorprendente, ya que para investigar un mercado irregular de alquileres habitacionales se recurre a un mercado irregular de inspectores que trabajan como detectives sin acreditación.
Con lo cual, si Carlos el hipster, ante la sibilina incursión en los bosques de maleantes y ladrones de madera, además de vigilar, hubiera querido indagar, pensar para anticipar, observar, infiltrarse para averiguar patrones de fraude, origen del mismo y puntos de fatiga de la vigilancia, ¿a qué otro personal privado no uniformado le hubiera encomendado dicha labor? Sin lugar a dudas, si hubiera existido el término, este sería el de detective privado. Me atrevo a decir que esa figura tuvo que existir como una suerte de inspectores que, de una manera infiltrada, discreta y estratégica, desempeñaban un trabajo complementario al de los vigilantes uniformados.
Por lo cual, concluimos de manera taxativa que el día 21 de mayo está bien elegido como primer atisbo de lo que es hoy la seguridad privada en España y brindaremos en esta fecha, siempre con una cerveza en honor a Carlos I de España y V de Alemania, el emperador y primer hipster honorífico, hasta que se demuestre lo contrario.