La seguridad electrónica está atravesando un periodo de profunda transformación, impulsada por la creciente integración de tecnologías basadas en la inteligencia artificial (IA). Según el Informe sobre el Estado de la Seguridad Electrónica 2025 –una encuesta realizada a nivel mundial por Genetec–, aunque el 42 por ciento de los responsables de la toma de decisiones en el sector de la seguridad muestran interés por las soluciones basadas en IA, persisten las preocupaciones en torno a los riesgos para la privacidad, la ética y la parcialidad de los datos. Para hacer frente a estos retos, las empresas están adoptando prácticas de IA responsables, como la supervisión de los sesgos, la protección de la integridad de los datos y el cumplimiento de la normativa sobre privacidad.
Aumenta la adopción de la IA: del 10 al 37 por ciento en un año
Herramientas como los análisis basados en IA, que pueden reducir los tiempos de respuesta, deben diseñarse teniendo en cuenta la seguridad y la protección de datos. En este contexto, las empresas exigen más transparencia y gobernanza a los proveedores de tecnología.
Las empresas que promuevan un enfoque ético de la IA tendrán una ventaja competitiva, ofreciendo a los clientes confianza y fiabilidad en un entorno cada vez más consciente de los riesgos.
Para 2025 se espera un aumento del interés por la IA aplicada a la seguridad electrónica: en 2024, solo el 10 por ciento de las empresas implementaba capacidades de IA, mientras que, en 2025, el 37 por ciento tiene previsto hacerlo. Este aumento está impulsado por un enfoque práctico que ve la IA como una herramienta clave para mejorar la detección de amenazas y automatizar procesos rutinarios.
El objetivo es claro: alcanzar un nivel de automatización inteligente capaz de simplificar y optimizar los procesos empresariales cotidianos, sin embargo, todavía existen obstáculos: el 27 por ciento de los usuarios finales no sabe cómo implementar la IA de forma eficaz, mientras que más del 40 por ciento de los socios tecnológicos cree que se necesita más formación para ayudar a las empresas a comprender su valor real.
La IA como aceleradora de la eficiencia
La IA está llamada a revolucionar el uso de los datos y la infraestructura existentes, creando nuevas oportunidades para las empresas de seguridad electrónica. Las técnicas de analítica avanzada, por ejemplo, permiten explotar sensores y sistemas ya en uso, automatizando tareas repetitivas y mejorando la eficiencia operativa. Sin embargo, esta transformación requiere un equilibrio entre automatización e intervención humana.
La IA no sustituirá al criterio humano, sino que lo complementará. Seguirá necesitando la supervisión humana en las próximas décadas. Las personas aportarán creatividad y perspicacia, mientras que las máquinas se encargarán de la mayor parte del trabajo.
Afrontar los riesgos y mirar al futuro
El futuro depara un crecimiento positivo, pero todavía el 75 por ciento de los usuarios finales expresan su preocupación por la seguridad y la implantación de la IA. 2025 será, por tanto, un año decisivo: aunque la IA ofrece nuevas herramientas para optimizar la seguridad electrónica, el éxito dependerá de la capacidad de las empresas para adoptar un enfoque responsable, ético y basado en valores. El camino hacia la automatización inteligente está marcado, pero requiere colaboración, formación e innovación impulsada por la responsabilidad.
El auge de la inteligencia artificial ha generado una mezcla de entusiasmo por su potencial y preocupación por los riesgos asociados. La IA, o más bien sus subsistemas como el machine learning (ML) y el deep learning (DL), son las principales herramientas utilizadas en la seguridad electrónica y prometen transformar profundamente el sector.
Estos algoritmos explotan los datos adquiridos de dispositivos de seguridad electrónica, como cámaras, puertas y sensores, para detectar y clasificar objetos con gran precisión. El machine learning aplica técnicas estadísticas para resolver problemas y mejorar la eficiencia de las tareas, mientras que el deep learning analiza las relaciones entre el input y el output para obtener conocimientos avanzados. Algunos ejemplos son el reconocimiento de objetos, vehículos y personas, o el envío de alarmas cuando se vulnera un perímetro físico.
Aplicaciones de la IA en la seguridad electrónica
La IA está ayudando a los equipos de seguridad a realizar tareas rutinarias con mayor rapidez y precisión, especialmente cuando se trata de analizar enormes cantidades de datos. Por citar solo algunos ejemplos:
- Análisis avanzado de vídeo: la capacidad de «examinar» cientos de horas de grabaciones de vídeo para detectar, por ejemplo, un coche rojo, lo que permite a los operadores centrarse en otras tareas.
- Recuento de personas: en comercios, aeropuertos y grandes empresas, la IA automatiza el control de asistencia y colas, enviando alertas al personal cuando es necesario.
- Gestión del tráfico: la IA detecta retrasos en zonas muy concurridas, como hospitales, estadios y ciudades, informando de los problemas, sugiriendo desvíos o modificando automáticamente la señalización.
- Reconocimiento de matrículas: ayuda en las investigaciones y facilita las soluciones de aparcamiento sin contacto.
- Detección de objetos: esencial para proteger infraestructuras estratégicas o identificar equipajes abandonados en aeropuertos.
- Integración de datos: la IA analiza e interpreta la información de otros sistemas (equipajes de aeropuertos, sistemas de puntos de venta, edificios inteligentes) para ofrecer respuestas específicas a situaciones concretas.
La seguridad electrónica representa uno de los ámbitos más dinámicos para la aplicación de la IA.
Ventajas y equilibrio entre la IA y la supervisión humana
La IA ofrece importantes ventajas en la automatización de tareas repetitivas y de escaso valor añadido. Por ejemplo, al liberar a los operadores de la tarea de analizar horas de grabaciones de vídeo para identificar a personas o sucesos concretos, les permite centrarse en tareas estratégicas y complejas.
Sin embargo, la intervención humana sigue siendo crucial. Las capacidades de juicio, intuición y toma de decisiones no pueden sustituirse. La IA puede amplificar las capacidades humanas y mejorar la eficacia operativa, pero requiere supervisión, mantenimiento e interpretación de los resultados. Para garantizar la fiabilidad de la IA, deben aplicarse medidas de seguridad sólidas para proteger los sistemas y datos subyacentes.