La sociedad se enfrenta a nuevos retos que permitan un planeta más sostenible. Cada vez cogen más fuerza las estrategias de economía circular basadas en reducir, reutilizar y reciclar los recursos existentes. Esta filosofía se extiende en todos los ámbitos de la sociedad, incluidos los sistemas de protección contra incendios.
En septiembre de 2015, los Estados miembros de las Naciones Unidas, establecieron los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Entre las diversas iniciativas recogidas en el documento, se insta a todos los países a la lucha contra el cambio climático y la protección del medioambiente.
El sector de la protección contra incendios tiene por delante nuevos desafíos que permitan buscar soluciones para alcanzar los objetivos de sostenibilidad definidos por Naciones Unidas, concretamente el ODS 11, que se centra en buscar ciudades y comunidades sostenibles, y el ODS 12, enfocado en la producción y consumo que fomenten el uso eficiente de los recursos y la eficiencia energética.
Tres desafíos
En la actualidad, los desafíos a los que se enfrenta la seguridad contra incendios se centran en tres aspectos:
-Edificios verdes. Este reto surge de la necesidad de buscar una alternativa que permita cumplir con los objetivos ODS 11 y ODS 12. Para dar cumplimiento a ambos compromisos aparece el concepto de edificio verde, que es aquel que, gracias a su equipación, dotación y tecnología, puede mantener o mejorar la calidad de vida del entorno en el que se encuentra.
Esta tendencia está provocando un cambio en el uso de los materiales constructivos empleados. Antiguamente, se usaban materiales pétreos y cerámicos, considerados como incombustibles y, por lo tanto, al no aportar energía calorífica ni desprendimiento de humos de combustión, tienen un comportamiento muy resistente frente al fuego.
Cada vez se tiende más a buscar materiales que permitan un aislamiento térmico, ahorro energético mediante fachadas ventiladas, materiales de revestimiento que provengan de bosques sostenibles (como el bambú) o sean reciclados, así como jardines en las propias fachadas o tejados para mejorar la calidad del aire, entre otros beneficios. Este tipo de materiales tiene características combustibles en mayor o menor medida, lo que puede facilitar la propagación del incendio.
Es, por ello, necesario invertir en soluciones constructivas en fachadas que permitan obtener un comportamiento frente al fuego que garantice una adecuada seguridad contra incendios en estos edificios verdes.
-Baterías de litio. Con el fin de reducir el consumo de determinados recursos, desde 2018 se está produciendo un auge de las baterías de ion-litio, cada vez más comunes en los sistemas de almacenaje de energía, en el mercado de la automoción, centros de datos y, en general, en usos tanto industriales como domésticos.
Aunque las baterías de ion-litio no son intrínsecamente peligrosas, en los últimos tiempos los incidentes se han visto incrementados proporcionalmente al aumento de su uso, fundamentalmente por una inadecuada manipulación o abusos eléctricos, térmicos o mecánicos en las baterías.
El detonante en los fallos en las baterías es el proceso conocido como thermal runaway o desbordamiento térmico, que se caracteriza por la emisión de gases y la rápida liberación de la energía en forma de calor. Este proceso incluye la emisión de gases tóxicos, humos, expulsión de partículas sólidas inflamadas acompañadas de un importante calor de radiación. La liberación de calor se mantiene mientras la celda tenga carga, lo que provoca que este tipo de incendios sea muy difícil de extinguir.
El crecimiento exponencial de este tipo de baterías para diferentes usos implica nuevos riesgos a proteger, cada uno de ellos con retos y soluciones diferentes. En la actualidad, existen ensayos y soluciones para limitar o contener los efectos provocados por estos incendios, en función del tipo de batería y de su emplazamiento.
Sin embargo, no hay que olvidar que este proceso se inicia normalmente por algún daño causado a la batería, y en menos casos, defectos de fabricación. Por tanto, es necesario que el usuario sea consciente de la importancia de prevenir tales daños, así como de ser capaz de identificar los signos que pueden indicar un daño crítico a la batería. También es importante realizar el proceso de carga en condiciones de seguridad y utilizando siempre los componentes adecuados.
-Placas fotovoltaicas. Cada vez se produce más energía en las cubiertas de los edificios industriales mediante sistemas fotovoltaicos, ya que estos sistemas permiten reducir el uso de combustibles fósiles y eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, el uso de estos sistemas lleva asociados una serie de riesgos, como pueden ser los daños a la impermeabilización de la cubierta debido a tormentas y fuertes vientos; el colapso de la cubierta por sobrecarga, rotura o perforación por los anclajes de las placas; así como el riesgo de incendio asociado al funcionamiento de las placas fotovoltaicas.
La mayoría de los incendios en este tipo de paneles vienen dados por defectos de instalación y/o de producto, lo cual provoca puntos calientes que pueden iniciar un incendio. La instalación de estos elementos en el exterior, especialmente en cubiertas, dificulta tanto la aplicación de técnicas de extinción automáticas, como la propia intervención de los bomberos.
Medidas preventivas frente a incendios
Por ello, es importante focalizarse en implantar medidas preventivas que eviten la aparición del incendio. Antes de nada, poniendo el diseño y montaje de la instalación en manos de profesionales, utilizando siempre componentes y equipos de calidad. Desde el diseño de las instalaciones, se deben prever las medidas para, en caso necesario, limitar los efectos del incendio y facilitar la intervención de los bomberos. Estas medidas van encaminadas a la limitación de superficie del campo solar y la separación de las placas formando islas. Por ejemplo, en la Guía CFPA-E N.º 37:2018 F Photovoltaic systems: Recommendations on loss prevention, se dan dimensiones concretas. Es necesario proporcionar a los bomberos puntos de acceso apropiados a las cubiertas, desde donde puedan comenzar las maniobras de intervención.
También es importante realizar inspecciones periódicas, basadas tanto en la inspección visual para detectar posibles puntos de deterioro en la instalación, como la realización de termografías que permitan detectar puntos calientes y tomar las acciones oportunas antes de que se produzca el incendio.
Actualmente, el desarrollo normativo en materia de protección contra incendios para estos nuevos desafíos es prácticamente inexistente. Todas las opciones de protección pasan por la realización de ensayos que permiten comprobar el comportamiento al fuego de estas nuevas tendencias encaminadas a la sostenibilidad, o bien mediante guías de recomendación de buenas prácticas elaboradas tras el análisis de los incidentes producidos. No obstante, todavía queda mucho camino por recorrer en busca de soluciones adecuadas que permitan unir la sostenibilidad y la seguridad contra incendios en los edificios.