Desgraciadamente, hemos tenido que lamentar una vez más recientemente la pérdida de vidas humanas derivadas de la negligencia e incumplimiento de las normativas de protección contra incendios en establecimientos de pública concurrencia.
Las nuevas tecnologías, y las nuevas costumbres, también han modificado los riesgos de sufrir un incendio en el ámbito doméstico. Esto ha ocurrido no solo por causa de descuidos o malas combustiones de estufas como sucede en ocasiones con las personas mayores, sino también porque cada vez tenemos más dispositivos que ponemos a cargar en nuestros hogares y pueden arder; aparatos que dejamos enchufados sin ninguna supervisión o estando ausentes de nuestra casa, como pueden ser patinetes, terminales móviles, tablets o vehículos eléctricos.
Hemos visto arder edificios enteros donde las investigaciones periciales han tenido dificultades para averiguar el punto de origen del incendio. Estamos inmersos en pleno siglo XXI y, como profesional de la seguridad con casi 40 años de vida laboral desarrollada en torno a la monitorización de sistemas de seguridad, se me hace inconcebible que un sistema de protección contra incendios (PCI) quede limitado a un aviso en el equipo de control e indicación (ECI) o en los avisadores acústicos locales.
Durante muchos años hemos podido comprobar que, en el mejor de los casos, el sistema de PCI se interconectaba con el sistema de intrusión para enviar una señal genérica de fuego, pero sin aportar más información ni que hubiera supervisión del sistema de PCI.
Normativa PCI
La actual Ley de Seguridad Privada (Ley 5/2014) deja fuera de su marco regulador la gestión de alarmas de incendio, aunque permite llevar a cabo una gestión de estas desde las centrales receptoras de alarmas. Asimismo, desde la publicación del Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI), los sistemas de PCI no pueden estar interconectados a un panel de intrusión.
El Ministerio de Industria, así como el propio sector de la PCI (el cual cuenta con excelentes profesionales y, por supuesto, con la aportación de los conocimientos, experiencia y necesidades de los bomberos), han de seguir trabajando para regular y ofrecer las mejores soluciones al sector en beneficio de los usuarios.
La propia norma UNE 23007-14:2014, establece en su punto 6.9: «Para obtener el máximo beneficio de un sistema de detección y alarma de incendios, las alarmas deben transmitirse con el menor retardo posible. La mejor manera de conseguirlo es mediante el uso de un enlace automático de forma directa con bomberos o a través de central receptora de alarmas (CRA). Cuando se utilice una CRA, debe cumplir la normativa vigente aplicable a sistemas de detección de incendio, la Norma UNE-EN 54-21. Si los locales cuentan con personal, la alarma debe confirmarse manualmente por teléfono».
Es necesario que las centrales receptoras de incendios dispongan de recursos para poder afrontar la gestión de los sistemas de PCI
Centrales de incendios
Queda claro que es necesario regular la actividad de las centrales receptoras de incendios (CRI), la gestión de las señales recibidas, los avisos a los bomberos o las llamada al 112. Es fundamental que estas CRI dispongan de los recursos necesarios para poder afrontar la gestión de los sistemas PCI de manera profesional, quizás distinguiendo el tipo de centro de control dependiendo del riesgo.
Actualmente, la norma UNE EN50518 establece las características constructivas, de ciberseguridad y funcionales de los dos tipos de centros de control que –según tipología de Security– pueden gestionar alarmas de intrusión y atraco, así como otra categoría más baja que gestiona únicamente «alarmas sociales» (como pueden ser ascensores, asistencias sociales o señales de incendio, entre otras).
Debemos reflexionar sobre esta situación y plantearnos si las características de un centro de control únicamente deben establecerse por tipología o quizás debería hacerse por riesgo. Hay que tener en cuenta cuando se produce un siniestro por fuego están en juego vidas humanas y existen riesgos medioambientales, aparte de materiales. También es necesario que el personal operativo de una CRI tenga la formación necesaria para verificar, identificar, interpretar y transmitir todas las señales recibidas, sean alarmas, averías o estados del sistema, así como realizar las actuaciones necesarias.
Ventajas de la CRI
Los fabricantes de ECI también han ido desarrollando unos comunicadores, que ya permiten la comunicación directa del equipo con una CRI, cumpliendo los requisitos de la Norma UNE-EN 54-21. Pero mientras se acaba de regular el sector, no podemos seguir confiando en que el aviso de alarma de incendio se quede de manera local, con activación de los sistemas acústicos locales, y esperando que alguna persona escuche la campana de la fachada u observe una columna de humo para avisar a los bomberos.
No podemos tener los sistemas de PCI sin ningún tipo de supervisión constante, control del estado, alimentación y comunicaciones. Ya existen soluciones para optimizar y supervisar los sistemas PCI.
Pero, aunque aún estén pendientes de la regularización, este avance tecnológico permite ya a los titulares de los sistemas de PCI optimizar al máximo su inversión, aprovechar todas sus prestaciones y minimizar riesgos.
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