«La información es poder» es una expresión que se atribuye al filósofo Francis Bacon (S. XVI). Durante más de cinco siglos se ha utilizado dicha frase para destacar la importancia de la información en el ejercicio del poder y en la toma de decisiones informadas. Quien dispone de información se posiciona en un lugar privilegiado, porque tener dicha información permite a la persona adoptar la decisión más acertada para lograr sus objetivos.
La información permite identificar y evaluar las potenciales amenazas y riesgos para, en base a dicha identificación y evaluación, diseñar acciones estratégicas que permitan la prevención de estos o la mitigación de sus efectos. La recopilación y el análisis de datos relevantes proporcionan una base eficaz para la toma de decisiones habilitando una gestión eficiente de la situación.
No obstante, «la información es poder» no es una máxima absoluta. Para que la información consiga los objetivos establecidos, la persona que disponga de ella debe saber tratarla de manera adecuada, no sólo desde un punto de vista analítico y predictivo, sino también desde un punto de vista legal y deontológico.
Todo ello ha hecho que en los últimos años crezca la demanda de analistas de inteligencia, figura crucial en las futuras (y presentes) organizaciones de seguridad. Analistas de inteligencia que, mediante la obtención de información a través de diferentes fuentes, son capaces de examinarla para detectar los potenciales riesgos y amenazas, interpretarlos en base al escenario actual y futuro, y en base a ello, proporcionar a las personas responsables de la toma de decisiones los datos necesarios para que éstas puedan ejecutar las estrategias de seguridad más eficaces para cada caso concreto.
Papel de la formación
Ahora bien, no solo la información es poder, sino que en este ámbito cobra especial relevancia la formación, dado que una analista de inteligencia no se limita a recopilar datos, sino que debe disponer de los conocimientos necesarios para ser capaces de estudiar e interpretar correctamente dicha información.
Una formación basada en conocimientos teóricos, prácticos y experiencias profesionalizadoras permite a las futuras analistas adquirir la sabiduría necesaria para recopilar, analizar e interpretar eficazmente las fuentes de información. El rigor, la objetividad, la legalidad y el análisis crítico se convierten en competencias básicas junto con las habilidades de obtención de información y análisis de esta.
Una formación basada en conocimientos teóricos, prácticos y experiencias permite a las futuras analistas adquirir la sabiduría necesaria
En resumen, la información es un recurso estratégico y de gran valor en cualquier ámbito de la vida, pero en nuestro sector, la seguridad y la prevención, ésta adquiere una relevancia especial en la prevención, detección y respuesta ante amenazas y riesgos. Su correcta interpretación puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso en la protección de las personas y bienes que queramos salvaguardar.
Pero para que la información sea poder es necesario que las personas que analizan dicha información dispongan de la formación adecuada que les permita tener las herramientas, tanto técnicas, analíticas como reflexivas, imprescindibles para poder interpretar dicha información y transfórmala en un activo a disposición de la organización.
Para más información sobre grados oficiales y formación continuada especializada en el ámbito de la prevención y la seguridad integral: www.uab.cat/prevencion-seguridad-integral.