Estos días han aflorado recuerdos que pensaba que estaban olvidados, o al menos archivados en aquella parte de nuestra memoria que parece lejana y poco accesible. Tras el impacto inicial, el estupor e incluso la incredulidad de las imágenes que veíamos en televisión y en las redes sociales sobre las consecuencias de la DANA en Valencia, todos aquellos recuerdos volvieron a aparecer. En algunas ocasiones, más bien escasas, los medios de comunicación (tanto prensa como redes sociales) emiten noticias relacionadas con la seguridad privada, y más concretamente con los vigilantes de seguridad.
Sin embargo, en la mayoría de esas escasas ocasiones se recoge alguna actuación presuntamente no del todo correcta o proporcional de un vigilante de seguridad, o incluso se imputan a vigilantes de seguridad y/o responsables de seguridad actuaciones llevadas a cabo por personal que en realidad no es de seguridad privada.
Seguridad ciudadana
Los profesionales de la seguridad privada y, por ende, los vigilantes de seguridad son una pieza clave para garantizar la protección de los ciudadanos, nuestra seguridad. Sin su labor, difícilmente la seguridad pública podría cubrir las necesidades de la sociedad. De hecho, los ciudadanos podemos llevar a cabo nuestras actividades diarias porque hay profesionales que trabajan para garantizar la seguridad de estas.
Estamos acostumbrados a utilizar el transporte público sin que haya ninguna incidencia, a asistir a un evento deportivo y que se desarrolle sin incidentes, a ir a un concierto y sentirnos seguros… En definitiva, estamos acostumbrados a tener una vida segura, a disfrutar de espacios de ocio protegidos, y ello es gracias a la seguridad pública, a la privada y a la colaboración entre ambas.
La ciudadanía no es consciente del trabajo que realizan los profesionales de la seguridad. Sin embargo, la seguridad va también de eso: de ser sin destacar y sin ser vista.
Un servicio esencial
Nos falta saber transmitir a la sociedad el trabajo de los profesionales de la seguridad privada, que los vean como lo que son: profesionales de un sector que prestan un servicio, que es esencial, en beneficio del ciudadano y que contribuyen a garantizar el ejercicio de sus derechos y libertades fundamentales.
Al inicio hacía referencia a los recuerdos sobrevenidos. Me refería al atentado que sufrió Barcelona en 2017. En aquella ocasión, los vigilantes de seguridad que estaban en las tiendas y establecimientos de Las Ramblas fueron los primeros en acudir a auxiliar a las víctimas y a activar los protocolos de cierre de los locales, con todo lo que ello comporta para salvaguardar la vida de los clientes confinados. No obstante, en ninguno de los titulares de los medios españoles se habló del trabajo de los vigilantes de seguridad y de los directores de seguridad de establecimientos cercanos a la zona (digo españoles porque en algún medio extranjero sí se recogió la buena labor de los profesionales de la seguridad privada).
En ninguno de los múltiples actos de reconocimiento que se han llevado a cabo tras la DANA se ha reconocido la labor de los profesionales de la seguridad privada
En ninguno de los múltiples actos de reconocimiento que se llevaron a cabo posteriormente se reconoció la labor de los profesionales de la seguridad privada. Vimos desfilar en dichos actos a todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, SEM, Protección Civil, etcétera, e incluso al colectivo de taxistas y representantes de hoteles, pero no vimos ningún uniforme de vigilante de seguridad. Y hay que decirlo claro: los primeros en llegar a la zona del atentado en Las Ramblas seguramente fueron los agentes de la Guardia Urbana, pero no fueron los primeros en actuar porque los vigilantes de seguridad no tuvieron que llegar, ya estaban prestando servicio en la zona afectada.
Labor de los vigilantes de seguridad en la DANA
Ahora, con los desgraciados hechos sufridos en Valencia, volvemos a revivir esos momentos. Los vigilantes de seguridad realizaron una extraordinaria labor en el centro comercial Bonaire, no solo indicando a los trabajadores y clientes que cerrasen las tiendas y salieran de ellas refugiándose en la primera planta, sino que además impidieron el acceso al garaje a quienes pretendía bajar a salvar el coche. Esta actuación sí ha sido recogida por algún medio de comunicación.
Asimismo, los vigilantes de seguridad han estado ayudando a los ciudadanos de las zonas afectadas. Con sus uniformes llenos de barro, con agua hasta las rodillas, han acompañado a los vecinos afectados, ayudándoles en cualesquiera de las tareas que precisaban. Se ha hablado de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de los bomberos, del Ejército, de Protección Civil, pero nada de los vigilantes de seguridad.
Como «una imagen vale más que mil palabras», desde ACAES queremos rendir homenaje a estos héroes sin capa que han seguido protegiendo a los ciudadanos, realizando tareas de acompañamiento y vigilancia, más allá de las que les marca la legislación vigente, ayudando a los damnificados.
Ya va siendo hora de que les demos la visibilidad, el reconocimiento y el agradecimiento que se merecen.