Hasta hace unos años, los sistemas CCTV se instalaban mayormente para uso profesional y en relación a la industria, el comercio o las grandes superficies, si bien el desarrollo tecnológico, junto con las ventajas que ofrecen este tipo de instalaciones, hizo que la utilización privada y particular crecieran exponencialmente hacia viviendas o comunidades de vecinos. Luego vino la revolución de las cámaras IP, que terminó por democratizar y extender su uso a todos los rincones de la tierra. Eso sí, siempre y cuando haya conexión a Internet, puesto que permiten conectarse y ver qué está pasando en las áreas vigiladas en todo momento y desde cualquier dispositivo.
Como la novedad más reciente, tenemos esos sistemas cerrados y disponibles desde cualquier punto unidos a la Inteligencia Artificial, haciendo que sus aplicaciones hayan trascendido la videovigilancia para ir mucho más allá, especialmente en lo que se refiere al negocio y la gestión de activos y recursos.
Es decir, la unión de los CCTV junto con la tecnología IP, sumado a la Inteligencia Artificial, hace que los fabricantes y desarrolladores, que además operamos desde plataformas abiertas, visualicemos un horizonte sin límites donde el marco lo establece el cliente con su proyecto y sus necesidades.
Últimos avances y soluciones en CCTV
Tras la tecnología IP, la cual ha permitido un sinfín de posibilidades por su universalidad, versatilidad e integración con múltiples dispositivos y que en su día supuso para el desarrollador una fuente de negocio y para el usuario una gran posibilidad de ahorro de costes y mejora del rendimiento, actualmente cabe destacar la Inteligencia Artificial, el Machine Learning y el cloud conectados a las cámaras IP.
Con la Inteligencia Artificial se están desarrollando infinidad de apps, muchas de ellas vinculadas al control de acceso. Por ejemplo, para reconocimiento de matrículas (que integran caracteres tailandeses o árabes) vinculado a una lista de bloqueo o permiso, donde se pueden definir específicamente los vehículos autorizados, bloqueados o registrados para que, dado el caso, una puerta o barrera pueda abrirse o bloquearse automáticamente en un camino de acceso.
Durante la pandemia hemos visto también la utilidad de apps relacionadas con la gestión de accesos que detectaban si una persona no llevaba la mascarilla, si no la tenía bien puesta o si su temperatura corporal excedía de lo normal; casos en los que se activaba una alerta de forma automática. Aplicaciones, por otro lado, que ahora que vamos retomando la normalidad prepandémica podremos readaptar para alcanzar otros objetivos; por ejemplo, de marketing.
Otro gran avance en los sistemas CCTV ha sido incorporar el cloud. Hemos visto un gran aumento de las aplicaciones en la nube gracias a la facilidad de uso y el retorno de la inversión, así como a la capacidad de ampliación y reducción según sea necesario. Para poder adaptarse a los nuevos tiempos y a la flexibilidad que se demanda, el sector debe adoptar nuevas tecnologías y metodologías como el Cloud Computing para que las soluciones de TV IP puedan evolucionar hasta convertirse en videovigilancia como servicio (VSaaS). VSaaS es la capacidad de utilizar aplicaciones que se ejecutan en una infraestructura de computación en nube accesible desde cualquier lugar y dispositivo.
Optar por una solución
Ante la demanda de instalación de sistemas de CCTV, el cliente debe conocer bien sus necesidades específicas para poder valorar qué cámara elegir, ya que no es lo mismo instalar un sistema exterior que uno interior. Un buen proveedor ha de valorar la capacidad de exposición de temperaturas variables, si estas pueden llegar a ser extremas. También es muy importante tener en cuenta la resolución de la imagen; no es lo mismo que una cámara tenga una resolución básica o que llegue a los 4K y 12 megapíxeles, algo que permite visualizar las imágenes de manera nítida, incluso cuando entran en juego la velocidad o la falta de luminosidad.
En otras ocasiones, el alcance puede ser determinante para la elección. Hay que tener en cuenta que hay cámaras en el mercado que pueden tener la capacidad de cuatro cámaras de otro proveedor. Es, por lo tanto, algo muy valorable a la hora de elegir la mejor opción, ya que no es lo mismo el precio de una que de cuatro cámaras.
La sencillez en la instalación también es un factor a tener en cuenta. Lo ideal es que las cámaras, además de contar con una fácil instalación, no tengan una elevada necesidad de mantenimiento. Y el que lo requiera, que se pueda hacer, en la medida de lo posible, en remoto. Para ello, la cámara elegida debe de ser robusta y suponer bajos costes de mantenimiento, además de que sea posible actualizar el software para alargar al máximo la vida útil del hardware.
Por último, aunque puede que sea de lo más importante, es muy recomendable optar por proveedores que tengan certificada su apuesta por la ciberseguridad. Porque no olvidemos que los CCTV son precisamente circuitos cerrados y que nadie quiere intrusos en ellos. De ahí que apostar por firmas que estén en la vanguardia de la ciberseguridad es lo más seguro.