El último informe de Unespa, realizado entre julio de 2020 y junio de 2021, afirma que el cinco por ciento de los incendios se producen en una industria. Y que de los 500 millones de euros de coste que supusieron en este periodo, el 44,4 por ciento correspondieron a incendios en este tipo de instalaciones. Es decir, un total de 222 millones de euros; 50.280 euros por cada siniestro industrial de media.
Sin embargo, en una industria (que puede llegar a ser una instalación muy compleja), un incendio, incluso uno grave, es mucho menos importante desde el punto de vista del porcentaje de valor al que afecta. Por consiguiente, se deduce que los establecimientos industriales en general están dotados de alta protección frente al fuego, tanto por la reglamentación que les obliga como por las mejoras tecnológicas. En definitiva, a priori están más preparados frente a este tipo de siniestros por las exigencias del seguro y por la propia concienciación del usuario, que sabe que un incendio puede acabar con su negocio de un día para otro.
No en vano, los establecimientos industriales deben cumplir la legislación que les afecta. Por un lado, el Reglamento de Seguridad Contra Incendios en los Establecimientos Industriales (RSCIEI), el cual establece los requisitos mínimos que han de satisfacer las industrias y almacenes para su seguridad en caso de incendios. Y por otro, la Norma UNE 192005. Procedimiento para la inspección reglamentaria. Seguridad contra incendios en los establecimientos industriales. Esta legislación sirve para cumplir las tareas de inspección.
En ella se especifica la metodología que debe seguir la inspección para la seguridad industrial, así como la forma de actuar si hubiera deficiencias o fallos en la instalación o el mantenimiento de los medios de seguridad contra incendios.
Este es precisamente el objeto de la inspección: comprobar que los equipos existentes están en perfecto estado de funcionamiento, correctamente mantenidos y que cumplen las prescripciones que les son de aplicación en materia de seguridad contra incendios. Dichas inspecciones se limitan a comprobar que las instalaciones de protección contra incendios (sistemas que se instalan con el único objetivo de proteger un edificio en caso de que se produzca un incendio) se encuentran en las mismas condiciones que cuando se realizó la instalación y su puesta en marcha, así como cuando se certificó la instalación. Se incide así en que las instalaciones existentes se realizaron ajustándose a lo proyectado y que cumplen con las condiciones previstas en los vigentes reglamentos que entonces le fueron de aplicación.
Falta de mantenimiento contra incendios en la industria
La opinión común de los expertos es que el aumento y la mayor incidencia de los incendios van ligados a defectos, errores u omisiones en las tareas de mantenimiento. La falta de especialización de las empresas que realizan los trabajos de mantenimiento, las malas prácticas o directamente el olvido u omisión del mantenimiento están detrás de la mayoría de los incendios que se están produciendo en los últimos años.
El mantenimiento de las instalaciones de protección contra incendios debe realizarlo siempre compañías especializadas y homologadas, que cumplan los requisitos señalados en la reglamentación (Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios, Real Decreto 513/2017).
Mejora sustancial en medidas de protección
En todos los aspectos que hemos comentado, hay que reconocer −y nos tenemos que felicitar por ello− que durante la última década ha habido un importante avance en la especialización, normalización y tecnología del sector de la protección contra incendios en el ámbito industrial. Y esto redunda, sin duda, en una mejora en todas las fases de la seguridad.
En el proceso de especialización, ha habido importantes avances hacia la formación reglada y cualificada, ya que gracias al impulso de Tecnifuego, junto al Instituto Nacional de Cualificaciones, se ha aprobado una nueva cualificación profesional de montaje y mantenimiento de instalaciones de protección contra incendios.
En cuanto a la normalización y reglamentación, uno de los principales cambios ha sido la publicación del nuevo Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI), que introdujo la serie de normas UNE 23580 como guías para la realización de las actas de mantenimiento. Y en lo referente al RSCIEI, se está revisando en estos momentos su actualización. Como experto, Tecnifuego está asesorando al Ministerio de Industria en su elaboración, presentando los cambios y mejoras que considera pertinentes, ya sea por la evolución de la tecnología o bien por cambios necesarios detectados a través de la experiencia en la implementación de los sistemas de seguridad contra incendios en la industria.
Tecnología y sostenibilidad contra incendios
En relación con los cambios en la tecnología, deben tenerse en cuenta aspectos como la digitalización y la sostenibilidad. La digitalización de las señales de los sistemas de protección contra incendios instalados en las industrias abre grandes posibilidades y ventajas, especialmente en su servicio de mantenimiento y comunicación al exterior.
Algunos beneficios de la digitalización son el incremento de la fiabilidad, la rapidez y la efectividad del mantenimiento, la reducción de costes de operación, la mejora de la calidad del servicio y el aumento de la eficiencia energética, entre otros. Nunca sustituirá, en todo caso, el mantenimiento presencial.
La sostenibilidad, por su parte, es un requisito presente tanto en el uso de los recursos que forman parte en los procesos como en la utilización de sustancias que respetan el medio ambiente. Así, trasladamos estas novedades y cambios a las industrias para contribuir a reducir las emisiones y sustituir paulatinamente cualesquiera sustancias y elementos nocivos para el planeta que pudieran estar presentes en la protección frente a los incendios.
Desde luego, la mayor aportación en este sentido es que el incendio no se produzca, detectarlo con rapidez y extinguirlo en el momento de conato. Objetivo que se consigue siguiendo las premisas que hemos comentado a lo largo de este artículo.
La protección es posible y se consigue eligiendo tecnologías limpias, probadas y mantenidas, así como a profesionales cualificados y habilitados para ello.