Ciberseguridad
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Segundo cuatrimestre 2016
sos países de cara a enfrentarse a estas amenazas glo-
bales, tanto a nivel regional entre los Gobiernos nacio-
nales como a nivel mundial, dado el carácter transfron-
terizo de Internet.
En esa misma línea, se identifica como una de las
grandes prioridades la mejora de las capacidades de
los denominados CSIRT o equipos de respuesta ante
incidentes de seguridad informática. Tales centros
son una pieza clave para fomentar el crecimiento de
cada país en el ámbito digital, respondiendo eficaz-
mente a los diversos incidentes que se produzcan e
incluso elaborando información de inteligencia res-
pecto a los objetivos estratégicos en materia de se-
guridad. Además, se considera fundamental mejo-
rar los niveles de concienciación de forma transversal
a nivel de Gobierno, industria privada y sociedad. Di-
cho proceso de sensibilización servirá para mejorar la
madurez de ámbitos tan dispares como la gestión de
riesgos en las infraestructuras críticas, la implantación
de normas y estándares internacionales en las empre-
sas privadas y estatales y la inclusión de materias de
ciberseguridad en los sistemas educativos.
En Latinoamérica, estos importantes retos se su-
man a otros que conllevan un fuerte impacto reputa-
cional. En concreto, los actos de sabotaje perpetrados
en diversas campañas electorales mediante el robo
de información estratégica, la manipulación de redes
sociales o la distribución de información falsa, entre
otras acciones. Algunos países afectados son Colom-
bia, Venezuela, Honduras, México, Panamá o Nicara-
gua. Estas operaciones de manipulación y espionaje
mediante medios tecnológicos minan la confianza de
los ciudadanos en los procesos democráticos y en la
fiabilidad de los sistemas informáticos. Así, la desafec-
ción crece hacia los posibles planteamientos de go-
bierno electrónico en sus derivadas de voto electró-
nico, presupuestos participativos, referéndums
on-
line
, etc.
Defensores de valores
En definitiva, aún es mucho el camino por recorrer
de cara a construir una verdadera confianza digital
donde las infraestructuras nacionales cuenten con las
requeridas medidas de seguridad y se presten servi-
cios fiables a los ciudadanos. De igual modo, la con-
cienciación debe mejorar a todos los niveles, siendo
un factor clave la juventud, que, cada vez más, em-
plea las tecnologías de la información con mayor
prontitud.
Finalmente, el aspecto ético debe ser considerado
un factor fundamental en el que se identifique a los
tecnólogos como defensores de los valores y dere-
chos de la ciudadanía y no como factores de riesgo
al servicio de intereses oscuros.
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